¿Qué alimentos ayudan a reparar los riñones?
La función renal está muy disminuida en el estadio 4 de la ERC. Los residuos proteicos, las toxinas y los minerales se acumulan en el organismo y provocan uremia con síntomas como náuseas, vómitos, pérdida de apetito, sabor anormal, mal aliento, problemas nerviosos y de sueño, dificultad para concentrarse y fatiga. También puede producirse una retención de líquidos debido a la disminución de la producción de orina.
Las Directrices de Nutrición de la Iniciativa para la Calidad de los Resultados de la Enfermedad Renal (K/DOQI) sugieren que una ingesta de proteínas de 0,6 gramos por kg de peso corporal puede ser beneficiosa cuando la tasa de filtración glomerular (TFG) desciende por debajo de 25, es decir, aproximadamente el 25% de la función renal restante. La mitad de las proteínas deben proceder de fuentes de alta calidad que proporcionen todos los aminoácidos esenciales (por ejemplo, huevos, leche, aves de corral, marisco, carnes rojas, soja).
Se cree que esta dieta baja en proteínas tiene un efecto protector sobre los riñones. Sin embargo, también conlleva el riesgo de desnutrición proteica, con pérdida de masa muscular y niveles bajos de albúmina. Pida a su nefrólogo o dietista renal que calcule la cantidad de proteínas que debe consumir al día.
Coliflor
Bebe todos los días el zumo de naranja del tío Matt y podrás reducir el riesgo de desarrollar dolorosos cálculos renales en un 12%, según un estudio. El zumo de naranja tiene un alto nivel de citrato de potasio, que se une al calcio en la orina y evita la formación de cálculos.
Todos los zumos de cítricos contienen citrato, una forma de ácido cítrico con carga negativa que da un sabor agrio a los cítricos. Los investigadores examinaron los efectos del zumo de naranja y de la limonada -zumos con contenidos de citrato comparables- y descubrieron que los componentes que acompañan al citrato pueden alterar la eficacia del zumo para disminuir el riesgo de desarrollar nuevos cálculos renales.
Los cálculos renales se desarrollan cuando la orina está demasiado concentrada, lo que hace que los minerales y otras sustancias químicas de la orina se aglutinen. Con el tiempo, estos cristales se combinan y se convierten en un cálculo renal. En un estudio de la UT Southwestern, 13 voluntarios -algunos con antecedentes de cálculos renales y otros sin ellos- se sometieron a tres fases, cada una de ellas de una semana de duración. Elegidas en orden aleatorio, las fases incluían: una fase de agua destilada o de control; una fase de zumo de naranja; y una fase de limonada. Hubo un intervalo de tres semanas entre las fases.
Col
Se examinó el valor del consumo de zumo de naranja en la prevención de los cálculos renales en 8 hombres sanos y 3 hombres con nefrolitiasis hipocitraturica documentada. Se sometieron a 3 fases de un estudio metabólico, una fase de placebo y 2 fases de tratamiento en las que ingirieron o bien 1,2 l. de zumo de naranja (con 60 mEq. de potasio y 190 mEq. de citrato al día) con las comidas o bien comprimidos de citrato de potasio (60 mEq. al día) con agua y comidas. En comparación con el citrato de potasio, el zumo de naranja aportó una carga alcalina equivalente y provocó un aumento similar del pH urinario (6,48 frente a 6,75 desde 5,71) y del citrato urinario (952 frente a 944 desde 571 mg. al día). Por lo tanto, el zumo de naranja, al igual que el citrato de potasio, disminuyó los niveles de ácido úrico no disociado en la orina y aumentó la actividad inhibidora (producto de formación) de la brushita (fosfato de calcio). Sin embargo, el zumo de naranja aumentó el oxalato urinario y no alteró la excreción de calcio, mientras que el citrato de potasio disminuyó el calcio urinario sin alterar el oxalato urinario. Así pues, el zumo de naranja carecía de la capacidad del citrato de potasio para disminuir la saturación urinaria de oxalato de calcio. En general, el zumo de naranja debería ser beneficioso en el control de la nefrolitiasis calcárea y de ácido úrico.
Comentarios
Javed RA, Marrero K et al. Hiperpotasemia potencialmente mortal que se desarrolla tras la ingestión excesiva de zumo de naranja en un paciente con función renal basal normal. Singapore Med J 2007; 48(11): e293-e295
La idea de que el zumo de naranja puede ser perjudicial para la salud parece contraintuitiva, si no extraña, pero como revela un caso recientemente publicado, el zumo de naranja contiene cantidades significativas de potasio y la ingestión de grandes cantidades de zumo de naranja puede provocar una hiperpotasemia de suficiente gravedad como para poner en peligro la vida.
En un periodo de pocos días, el sujeto de 51 años de este caso clínico desarrolló una debilidad muscular que progresó hasta la parálisis flácida de las cuatro extremidades y que requirió una derivación hospitalaria urgente. Las pruebas de laboratorio realizadas al ingreso revelaron una hiperpotasemia grave, con un nivel de potasio sérico de 9,0 mmol/l, un nivel asociado a un alto riesgo de arritmias cardíacas que ponen en peligro la vida y de paro cardíaco repentino.
En ausencia de insuficiencia renal (la causa patológica más común de la hiperpotasemia) y con la exclusión de causas endocrinas, este episodio de hiperpotasemia se atribuyó finalmente a la ingesta excesiva de zumo de naranja cuando la paciente admitió haber bebido 2,5 litros de zumo de naranja (concentración de potasio 450 mg/l) todos los días durante las tres semanas anteriores para calmar la sed durante una época de calor.